Herpes genital femenino: causas y síntomas

Nosotras

5 de Julio

Escuchar “herpes genital” puede generar demasiada alerta, y no te vamos a decir lo contrario, ¡es un tema al que debemos prestarle atención! Pero, para protegernos correctamente, primero debemos comprenderlo, por eso Nosotras te contaremos todo lo que debes saber sobre el herpes genital en la mujer, para que te sientas siempre segura.

¿Qué es el herpes genital?

El herpes genital es una Enfermedad de Transmisión Sexual (ETS) causada por el Virus del Herpes Simple (VHS) que se puede presentar tipo 1 o tipo 2, según el avance de los síntomas. Comúnmente el herpes genital en la mujer se manifiesta por medio de ampollas o verrugas en la zona afectada. ¡¿Qué?! Así es, pero, ¡no te preocupes! Un correcto cuidado y la responsabilidad sexual necesaria te mantendrán segura.

¿Cómo se contagia el herpes genital?

Ten cuidado siempre con las personas con las que tienes contacto directo, porque la principal vía de transmisión del herpes genital en la mujer es a través de los roces de la piel o de lesiones abiertas que permiten el intercambio de fluidos corporales.

Siempre es importante hacerse las pruebas de antígenos para descartar sospechas y estar siempre segura. Ten en cuenta que el herpes genital se puede transmitir incluso cuando la persona infectada no presenta síntomas visibles, lo que hace que el cuidado sea muy difícil si no pones en práctica las medidas de protección adecuadas, como el uso de condones durante las relaciones sexuales.

¡¡TEN CUIDADO!! El herpes genital en la mujer no solo se transmite a través de las relaciones sexuales con penetración vaginal o anal, también existe el herpes genital oral que se puede transmitir incluso por medio de un beso. Una vez que una persona contrae el virus, este puede permanecer latente en el cuerpo y activarse en momentos de estrés, enfermedad o debilidad del sistema inmunológico.

Síntomas del herpes genital en la mujer

Los síntomas del herpes genital en la mujer pueden variar de menor a mayor según el tipo de herpes que, como te mencionamos, puede ser tipo 1 y tipo 2; pero ten en cuenta que en la mayoría de los casos el herpes genital no presenta síntomas visibles o, en otros tantos, hay síntomas que se pueden confundir con afecciones comunes como acné o pelos encarnados, pero, en situaciones de herpes más avanzado, podrías experimentar:

Ampollas dolorosas en los genitales, el ano o las áreas circundantes. Estas pueden reventar y convertirse en llagas sensibles y con irritación
Picazón
Dolor al orinar
Inflamación de los ganglios linfáticos inguinales
Fiebre

Muchas veces los síntomas iniciales del herpes genital en la mujer se pueden confundir con una gripe fuerte, así que, ¡tenlo en cuenta!

Relación del herpes genital y el herpes oral

¡Ambos son causados por el mismo virus! Lo que cambia es su manifestación, porque, como sus nombres lo dicen, uno se hace visible en los genitales, y el otro en la zona oral, es decir, en la boca.

Ambos son producto del Virus del Herpes Simple (VHS). Estos dos tipos de herpes pueden transmitirse a través del contacto directo con una lesión activa o con fluidos corporales de una persona infectada.

Ten en cuenta que, si una persona con herpes oral te practica sexo oral, este puede transmitirse a tu área genital, así que, ten cuidado y, ¡usa protección siempre!

¿Cómo saber si tengo herpes genital?

Además de prestar mucha atención a todos los síntomas que te mencionamos anteriormente, es importante que ante alguna sospecha, asistas a un centro médico para realizarte las pruebas correspondientes y con ellas, confirmar o descartar cualquier complicación en tu cuerpo. En el caso del herpes genital en la mujer, la especialista podrá descubrirlo con tan solo observar el aspecto de las llagas, o también mediante un examen de sangre que permita dar un diagnóstico más preciso.

Medidas de prevención al momento de tener sexo

No tener sexo es una opción que, aunque válida, a muchas de nosotras puede salirsenos de las manos. Por esa razón, la clave está en mantener relaciones sexuales seguras utilizando siempre un condón y, para el sexo oral, ¿sabías que existen preservativos pensados específicamente para estas prácticas? ¡A Nosotras también nos sorprendió!

Además de cuidarte contra el herpes genital en la mujer con estos métodos de barrera, también te recomendamos hablar abiertamente con tu pareja sobre sus anteriores relaciones y poder descartar, con exámenes de rutina, este tipo de enfermedades.

Tratamientos para el herpes genital femenino

Aunque la ciencia y la medicina aún no han encontrado la cura para el herpes genital, existen muchas formas de aprender a vivir con esta enfermedad que, recordemos: no es de todos los días e incluso puede que los síntomas sean silenciosos, que los brotes no sean tan frecuentes, o que cuando aparezca no duren mucho tiempo.

Pregúntale a tu médico o especialista qué medicamentos como pastillas o pomadas te recomienda, según tu caso.
Mantén una buena higiene en tu Zona V y aleja la humedad de ella, pues según la revista de salud Planned Parenthood®, ésta hace que los brotes permanezcan por más tiempo y sean más molestos. Para esto, te recomendamos el uso diario de nuestros Protectores Nosotras®, con los cuales te sentirás limpia, seca y cómoda en cada ocasión.
Usa ropa suave, limpia y no muy apretada. Amigable al contacto con la piel.
Los baños de agua caliente, o las compresas frías, ¡pueden funcionar! Pregunta a tu médico qué es lo más adecuado para ti.

Relación del herpes genital con el VIH

Tener una ETS (Enfermedad de Transmisión Sexual) como sífilis, blenorragia o herpes puede aumentar la susceptibilidad de nuestro cuerpo para contraer VIH o sida, por lo que, si eres una persona sexualmente activa o practicas múltiples formas de sexo, es importante que acostumbres a realizarte pruebas con más frecuencia para que puedas estar al tanto de tu salud íntima y actuar a tiempo ante cualquier noticia inesperada.

Tener herpes genital no debe ser motivo de vergüenza o excusa para dejar de disfrutar tu sexualidad, pues hay muchas maneras de seguir haciéndolo con responsabilidad y conversaciones transparentes con tu pareja. Además, no te sientas mal por tener esta enfermedad, recuerda que no estás sola y que juntas podemos aprender a vivir con ella. ¡Háblalo y actúa!