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Recuerdo que por muchos años sufrí bullying, sufrí tanto que llegué a odiarme, me deprimía ver mi reflejo. Llegué al grado de querer morir, detestaba todo lo que me identificaba hasta el sonido de mi voz o de mi risa. Le temía a la hora de ir a la escuela porque sabía que ahí me esperaban para burlarse de mí y de todo lo que pudieran. Se burlaban de mi voz, de mi manera de hablar, de cómo me vestía, como caminaba, como me sentaba, de mi físico y la forma de mi cara, etc…

Hasta que llegó el momento donde toqué fondo y yo misma me saqué del agujero de donde me metieron. Empecé por ver esos aspectos que señalaban constantemente como defectos y les di un giro; los empecé a ver como características mías que me hacían única, ¡que me hacen ser yo!

No fue fácil, después de tantos insultos empezar a amarme y amar cada parte de mí era un poco difícil. Pero recuerdo que solía llevar un espejo de bolsillo en mi mochila y en él escribí la frase - Yo quiero, yo puedo, yo soy capaz. Y cada vez que me decían algo hiriente sacaba mi espejo, me miraba y repetía la frase en mi mente y hasta el día de hoy esa frase sigue en mi vida y sigue siendo tan útil como en ese momento.

Y sí en ese momento costó, me dolía mucho; pero poco a poco logré aceptarme y amarme tal cual como soy, sin importar lo que piensen los demás. Hay veces en las que me empiezo a sentir mal de nuevo, porque a diario nos vemos bombardeados con imágenes e ideales de cuerpos perfectos y al igual que creo que a mí me pasa, a muchas nos pasa que al no poder cumplir con estos estereotipos de belleza, de pronto nos podemos sentir mal.

Pero siempre recuerdo y pienso que quiero verme bien y puedo verme bien si yo lo quiero, no necesito que nadie me confirme si estoy o no hermosa; porque la respuesta siempre va a ser sí.

¿Por qué? Porque soy mujer, porque tengo muchas cualidades y muchas virtudes que me hacen hermosa a mi manera y a mi modo; porque soy la mejor versión de mí, porque soy capaz de dar lo mejor a los demás, porque si caigo me levantaré las veces que haga falta, porque soy fuerte, porque soy única. Por todo esto y más soy hermosa y me amo.

Y aunque dolió el bullying en su momento y llegué a odiarlo, entendí que el problema nunca fui yo y aunque fue muy duro me hizo aún más fuerte, porque yo quise serlo, porque yo podía y porque era y soy capaz.

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