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ESCRITO POR MILA

ILUSTRADO POR HAPPY HANDRA

Era la final de la temporada del curso de verano de natación, la tan esperada competencia donde me enfrentaría a los mejores y la verdad, es que me sentía muy preparada. Mis papás, como siempre, estaban desde la tribuna alentándome.

Estaba muy emocionada y quería ganar, era lo único que tenía en mente, ¡me había preparado tanto! Finalmente, llegó mi momento, me subí a la plataforma y escuché muy fuerte el ¡3…2…1…Va! Saltamos todos a la piscina con grandes clavados, nadé con todas mis fuerzas y, después de mucho esfuerzo, ¡logré llegar al podio en primer lugar! Estaba tan feliz...

Al salir de la piscina, sentí que algo corría por mis piernas y no era el agua de la piscina. Mi sorpresa fue que, al bajar la cabeza y ver lo que chorreaba, me di cuenta de que me había venido la regla… ¡No puede ser! ¡Era la regla por primera vez y justo hoy! Mi papá, mi fan número uno, se acercó para felicitarme y de paso, al ver que me encontraba nerviosa por lo que acababa de pasar, me alcanzó a cubrirme con una toalla. Luego, me abrazó muy emocionado y me dijo: “Lo lograste hija, eres una campeona” y yo emocionada, pero nerviosa a la vez, empecé a olvidarme por un momento del “pequeño accidente”. Igual, ¡me di cuenta de que la toalla se había manchado toda! Fui corriendo al camerino a cambiarme y ver quién podía prestarme una toalla higiénica. Recuerdo haber visto, dentro del camerino de mujeres, una de esas maquinitas expendedoras de toallas higiénicas …ahí conseguí mi primera toalla higiénica.

A pesar de todo lo que pasó ese día, el abrazo de mi papá hizo que me sintiera protegida en todo momento y siempre voy a estar agradecida por eso.

Cada cuerpo es diferente, mi cuerpo empezó a cambiar desde temprano, por eso si hablamos de la menstruación como algo súper natural y que nos pasa a todas, lo afrontaremos preparadas, tomando conciencia de esta y de lo importante que es.

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