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Muchos días nos levantamos con flojera, sin ganas de hacer nada, con mucha pereza, aburridas del día que recién comienza. Solo queremos estar en la cama, cerrar los ojos y que el día pase para aliviar las penas y la tristeza que nos embarga.

Pero hay otros días que no, que son todo lo contrario, tenemos la energía al tope, queremos hacer mil y un cosas en el día, incluso nos creemos pulpos realizando más de dos actividades a la vez; bueno, es una de tantas cualidades que tenemos nosotras las chicas.

Estamos tan aceleradas por cumplir con nuestro itinerario y agotar toda la pila que tenemos que no nos detenemos a ver el mundo actuar, sentir el aire pasar, ver a los niños disfrutar y ser parte de todo eso.

Vivamos un día a la vez, disfrutemos de nuestros días alegres, tristes, acelerados, cansados de esos días que nada extraordinario ocurre como en otros que quizás ganaste un concurso, te graduaste, diste vida a una vida, entre tantas otras cosas bonitas que nos pasan.

Disfrutemos de nosotras, de nuestra piel, nuestra voz, nuestro cabello, de nuestro ser, de nuestros sueños, ilusiones, pesadillas y tormentos. Este es el punto donde te das cuenta que aprendiste a quererte  tal y como eres, con tus virtudes y defectos, pues nadie es perfecto en este mundo locuaz.

Te diré tres actividades que me ayudan a estar un día a la vez.

Pintar: Pintar y solo hacer eso, me conecta con el presente, con la magia que hace mis manos, tú puedes hacer cualquier actividad que te gusté pero que coloque en el presente.

Meditar: Meditar me ayuda a conectar con el presente, a escuchar mi cuerpo y mis pensamientos, a solo concentrarme en mi respiración y verlo como lo más importante.

Pasar tiempo con mi familia: Pero realmente pasar tiempo con ellos presente, disfrutando su compañía y todos los momentos que me ofrecen, son únicos.

Así que te invito a que respetes más tu cuerpo y a los de tu entorno, seamos parte de ese pequeño cambio que necesita este mundo, viviendo un día a la vez.

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