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6 de Noviembre
El himen: una parte del cuerpo femenino supremamente mal interpretada y cargada de mitos y tabúes. Seguro que has escuchado decir que el himen es aquello que nos hace virtuosas o que si una mujer no sangra en su primera vez entonces no era virgen. Hoy derrumbaremos varios mitos sobre el himen y hablaremos detalladamente de esta parte de nuestro cuerpo: ¿qué es, para qué sirve y cuáles son los tipos que existen? Aquí te contamos.
El himen es un tejido membranoso que cubre los bordes de la entrada a la vagina. Puede ser más delgado o grueso según la calidad del tejido en cada mujer. Hay varios tipos de himen, desde el anular (que podría ser el más común) hasta el imperforado (el más extraño de todos). Pero tranquila, que más adelante te los vamos a explicar todos.
Este tejido suele ser de fácil rompimiento y puede rasgarse tanto teniendo relaciones sexuales como montando a caballo o practicando gimnasia En otros casos, cuando el himen es elástico, suele adaptarse a los objetos penetrantes y no romperse.
Es importante recordar que hay tantos tipos de himen como mujeres, cada una es un mundo diferente y, aunque nuestros cuerpos pueden llegar a tener similitudes, todas somos únicas.
Como recordarás, el himen apenas cubre los bordes de la entrada a la vagina. Es decir, está justo en la entrada de la cavidad y no la cubre por completo. El himen siempre viene en forma de dona, a no ser que se trate de un himen imperforado, el cual es una rareza médica y debe tratarse quirúrgicamente.
De manera que, el himen está en los bordes de la entrada a la vagina, cubriendo como un pliegue, es por esto que puede llegar a confundirse con los labios menores, aunque estos están en una zona más superficial de la vulva.
Los médicos aseguran que, anatómicamente, el himen no cumple una función en específico, además de proteger la entrada y salida de la vagina. Este desconocimiento de su propósito en el cuerpo femenino nos ha llevado a creer e inventar miles de mitos sobre el himen. Sin embargo, aunque este sirve de protector, hay casos de mujeres que nacen sin ningún tipo de himen y esto no está asociado con mayor probabilidad de enfermedades.
La mayoría de los mitos sobre el himen vienen del desconocimiento de que hay muchos tipos de himen. Las personas tienden a creer que el himen es un tejido que viene imperforado (sin huequitos) y que solo se rasga durante las relaciones sexuales, pero esto es falso.
No solo hay diferentes formas en la apertura del himen, sino también diferentes tejidos. Unos pueden ser más rígidos que otros, y por esto se romperán más fácilmente. Otros, más elásticos, se adaptarán a la penetración y buscarán estirarse para no romperse. Spoiler alert: esta es la razón por la que muchas mujeres no sangran la primera vez que tienen relaciones sexuales penetrantes, pero más adelante hablaremos a detalle sobre esto.
Conozcamos cuáles son los tipos de himen:
Himen anular: el orificio se encuentra en el medio del tejido y está rodeado por una membrana equivalente a su tamaño.
Himen semilunar: el orificio se encuentra en la parte de arriba y la membrana de abajo tiene una forma de medialuna.
Himen labial: el orificio tiene una forma alargada como la de unos labios.
Himen imperforado: este himen no tiene ningún agujero, lo que lo hace supremamente extraño, pues apenas afecta al 0,1% de las recién nacidas. Sin este agujero los fluidos vaginales, entre ellos la menstruación, no pueden salir. Por eso debe ser tratado quirúrgicamente. ¿Cómo saber si lo tienes? Normalmente se sabe al momento del nacimiento, cuando un pediatra revisa a la recién nacida. Sin embargo, si a los 16 años nunca te ha venido la menstruación, es necesario revisar y quizá la razón sea un himen imperforado.
Himen biperforado: tiene dos agujeros paralelos en forma de labios, que están separados por una membrana delgada.
Himen coraliforme: tiene varios agujeros pequeños separados por parte de la membrana.
Así mismo, y como lo dijimos más arriba, hay mujeres que nacen sin himen, algo completamente normal, aunque no muy común, y que no afecta su salud en lo absoluto.
¿El himen es lo que me hace virgen? Esta es quizá la raíz de todos los mitos sobre el himen y, para empezar, es importante decir que la virginidad no es un término médico ni científico, sino un concepto social, cultural y religioso. Es decir, no se puede determinar médica o anatómicamente que alguien sea virgen.
Núbil es la palabra médica correcta para referirse a una mujer que no ha empezado su vida sexual. Incluso, hay artículos en los que se les ha pedido a los médicos no utilizar las expresiones “himen íntegro” o “himen intacto”, porque se puede prestar para malos entendidos, teniendo en cuenta que el himen puede romperse por muchas razones además de las sexuales.
Esto nos lleva a otro de los grandes mitos sobre el himen y es que este solo puede romperse por medio de las relaciones sexuales. El himen es un tejido que ya viene perforado, así que es mejor no pensar en él como una tela que cubre la totalidad de la vagina. Además, suele ser de fácil ruptura por lo que una actividad física demandante pueden perforarlo tanto como la penetración.
Ahora bien, también existen mitos sobre el himen y la primera vez que tenemos relaciones sexuales. Estos son complejos porque, en muchas ocasiones, pueden involucrar creencias o religiones. Sin embargo, es bueno aclarar ciertos asuntos.
Las relaciones sexuales no son únicamente penetrantes, existen con uso de juguetes sexuales, sexo oral o anal, y todo esto significa que: ya empezó tu vida sexual. De manera que, ser virgen o no, es un concepto todavía más complejo de definir.
Sin embargo, y fijándonos exclusivamente en las relaciones sexuales entre pene y vagina, surgen preguntas como: ¿por qué sangramos o por qué no sangramos la primera vez que tenemos relaciones sexuales? Bien, esto ocurre porque el himen es una membrana, un tejido vascularizado, que al romperse o rasgarse causa una herida y sangra.
Y, ¿por qué no sangramos? Usualmente ocurre cuando la mujer tiene un himen elástico, que al ser penetrado no se rasga, sino que se acomoda al cuerpo que lo está penetrando y se estira. De esa manera, no hay ruptura, por lo que tampoco hay sangre.
Vale la pena aclarar que no todas las veces el himen sangra, ocurre también que la pared vaginal, que es proclive a heridas (es decir, que puede herirse con más facilidad) que se producen cuando los músculos se tensan, sangre durante la relación sexual. Esto depende también de la vascularización de cada mujer, pues hay unas con mayor tendencia a sangrar.
Por último, tu médico puede determinar si eres virgen o no. FALSO. Aunque durante los chequeos ginecológicos se puede notar si hay un rasgado en el himen o no, esto puede haberse dado por diversas razones, y no exclusivamente por las relaciones sexuales, así que tu médico no puede saber si tienes una vida sexual activa o no. Y más importante aún: no puede juzgarte por eso.
Esperamos que este artículo sirva para que los mitos sobre el himen y, en general, los mitos sobre el cuerpo femenino se derriben cada vez más. Pero especialmente para que tú misma junto a Nosotras puedas conocer tu cuerpo y amarlo tal y como es.
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